lunes, 30 de enero de 2012

Cuéntale a un adolescente que vive en una sociedad de “trabajar, mirar y gastar”




¿Algunas veces te has preguntado de dónde proceden las cosas que compras? ¿Es necesario que te hagas esa pregunta?

Todas las cosas que obtienes después de una compra se mueven a través de un sistema lineal: 


      Extracción   producción   distribución   
consumo       disposición

Esta es la realidad que conocemos de este proceso o por lo menos lo que les interesa que veas. Lo que tú no aprecias es lo que está pasando realmente detrás de cada proceso antes de adquirir tu producto final.


¿Les interesa? ¿A quién?

En cada una de las fases trabajan personas, y en cada una de ellas algunas son más importantes que otras. Es más, algunas son más escuchadas que otras. Durante estos cuatro procesos aparecen dos figuras esenciales que “sustentan” el motor de la economía. El gobierno y las empresas. Conforme éstas han ido adquiriendo más ganancias y poderes económicos hemos visto como el gobierno ha ido adaptándose a sus necesidades y al final se ha convertido en esclavo de sus peticiones. Esto es, como tengo mucho dinero cualquier cosa que necesito del gobierno, la puedo comprar.


La extracción

El poder económico ha logrado extraer una exagerada cantidad de materia en tan poco tiempo. Utiliza el verbo extraer para referirse realmente a explotar, agujerear y  destruir. Cortamos árboles, volamos sistemas montañosos, contaminamos el agua y eliminamos animales. Aparece como protagonista la ambición por obtener todo en grandes cantidades.

Cuando en un país se acaban los recursos. Ahí están las empresas para acudir a seguir destruyendo los países de los demás. Si el país resiste, aparece el gobierno para echar un cable pero… “a su manera”

Según las empresas y el gobierno, los tipos invadidos es lo que menos importa. No pertenecen a su cadena productiva, ya que ni compran y disponen de los recursos financieros para seguir el ritmo de los invasores. O te unes con nosotros o morirás de hambre. Si no nos compras lo que producimos, no nos vales.

La producción

Lo que han extraído lo llevan a las fábricas y comienza la producción. Cualquier producción necesita de una cantidad inmensa de tóxicos químicos para llevarse a cabo. La mayoría de ellos no fueron analizados para ver si impactan o no en la salud humana. Luego todo lo que entra sale de la fábrica.

Las personas que más enferman por los tóxicos son los trabajadores de las fábricas. Muchas de ellas están expuestas a las mínimas condiciones de seguridad. Así que a lo largo del sistema, no sólo perdemos recursos naturales sino qué también humanos.

Las fábricas emiten mucha contaminación. Cuando éstas son advertidas por la comunidad, la mayoría de ellas deciden trasladarse para seguir contaminando en otros países.

La distribución

Esto significa, vender todo lo que hemos producido lo más pronto posible. El objetivo es mantener los precios bajos, que la gente siga comprando y qué el proceso del sistema no pare.

¿Por qué los precios son bajos?

Muy fácil.

Si tú vas a una tienda a comprar una mp3 que cuesta 9,95 euros. No estás pagando por el precio real de su producción, sino que esa cantidad tan sólo refleja el valor del producto siguiendo ciertas estrategias para el recorte de los precios:

Su base fue construida en Sudáfrica
Su plástico fue extraído en Irak
Su montaje fue realizado por una niña de 15 años en China
Su envoltorio de cartón en México

¿A caso todo lo anterior no equivale a los 9,95 euros? La respuesta es no.
En el proceso hay personas que pagaron el recorte por la pérdida de sus recursos naturales.
Otras por exponer su salud al riesgo de la contaminación.
Niños que pagaron por su futuro. Dejaron la escuela para ir a trabajar en una mina de extracción de Coltán. Un mineral que necesitamos para fabricar nuestros electrodomésticos.
Todos contribuyen para que tú puedas comprar un mp3 de 9,95 euros.


El gobierno y las empresas han convertido sus naciones en seres consumidores. La forma en qué se mide nuestro valor es en qué cantidad contribuimos para mantener el sistema en continuo funcionamiento. Del 100 % de los productos que fabricamos, solo el 1% es materia útil. El 99 % es basura. Repito, el 99 % es basura.

Cuando se inventó este sistema, hubo un economista listo que dijo:

En nuestra economía tan productiva, requiere que hagamos del consumo un modo de vida, que convirtamos en rituales la compra y el uso de bienes, que busquemos la satisfacción espiritual y nuestro ego en el consumo, necesitamos que las cosas que se consuman, quemen, remplacen, desechen a un ritmo cada vez mayor.

La publicidad y los medios de comunicación

Los anuncios publicitarios te motivan a seguir conectado con el sistema económico. Te hacen sentir infeliz con mensajes que bombardean por distintos canales de comunicación de tipo: Tu cabello es graso, eres gordo, lo que comes no es lo más sano y la ropa que llevas es antigua. Es decir, para ellos, todo está mal. Tú estás mal, no eres feliz  por lo tanto sal a comprar. ¡No llegues tarde a las tiendas! Sé el primero en obtener y tener cada vez más cosas. Lo poco no es suficiente.


Hoy en día nos encontramos en un círculo vicioso absurdo en el que en la mayoría de las veces tenemos dos empleos, llegamos a casa cansados, nos sentamos en el sofá a ver la tele, nos deprimimos porque nos dicen que estamos mal. Así que no nos queda más remedio que salir a comprar. La mañana siguiente vamos a trabajar para obtener dinero, llegamos a casa cansados, nos sentamos en el sofá a ver la tele, nos deprimimos porque nos dicen que estamos mal. Así que no nos queda más remedio que salir a comprar. La mañana siguiente vamos a trabajar para obtener dinero, llegamos a casa cansados, nos sentamos en el sofá a ver la tele, nos deprimimos porque nos dicen que estamos mal. Así que no nos queda más remedio que salir a comprar. Por lo pronto esto se convierte en un trabajar, mirar y gastar.


La disposición

La última estación del proceso es tirar todo lo que no nos sirve a la basura y comprar más y más cosas sin tener en cuenta los impactos sobre el medioambiente. Si no cabe en nuestro país, no pasa nada, otros países nos ayudarán con ella. Si resisten, pediremos ayuda al gobierno con nuestro dinero…etc

Como ves, el sistema económico al que perteneces está en crisis porque hoy en día el ser humano ha agotado sus propios límites para subirse a un tren que va cada vez más deprisa. Afortunadamente hay gente trabajando para defender los bosques, por una producción limpia, gente luchando por el consumo consciente, o bloqueando los procesos financieros de este sistema en declive. Las cosas solo empezaran a cambiar cuando se rompa la estructura de un sistema lineal y los seres humanos podamos ver con transparencia cada una de las fases de un nuevo sistema que vela por la sostenibilidad, el consumo responsable y consciente.




Samad Madkouri








Fuente:The Story of Stuff


martes, 3 de enero de 2012

Hoy en día los humanos no estamos preparados para admirar la belleza de las cosas que nos rodean.

El otro día leí en un artículo del País que Josuah Bell, uno de los mejores intépretes del mundo quiso llevar a cabo un experimento para comprobar si la gente era capaz de estar atenta a percibir cualquier estímulo que derroche cierta belleza, que nos enganche por unos instantes, y así demostrar que el ser humano es efectivamente una auténtica máquina de emociones y sentimientos.

“Viernes, 12 de enero de 2007. Hora punta en una estación de metro en la ciudad de Washington. Un músico toca el violín vestido con vaqueros, una camiseta y una gorra de béisbol. El instrumento es nada menos que un Stradivarius de 1713. El violinista toca piezas maestras incontestables durante 43 minutos. Es Joshua Bell (Estados Unidos, 1967), uno de los mejores intérpretes del mundo. Tres días antes había llenado el Boston Symphony Hall, a 100 euros la butaca. No había caído en desgracia, sino que estaba protagonizando un experimento recogido por el diario The Washington Post: comprobar si la gente está preparada para reconocer la belleza.”
A los 43 minutos habían pasado ante él 1.070 personas. Sólo 27 le dieron dinero, la mayoría sin pararse. En total, ganó 32 dólares. No hubo corrillos y nadie le reconoció. Era una sensación extraña, la gente me estaba… ignorando" Josuah Bell.

Joshua bell en la estación de metro



Joshua Bell interpretando Ave María




Con esta cuestión cada uno sacará sus propias conclusiones. Está claro que hoy en día el ser humano tiene otras cosas más importantes que apreciar la belleza que tiene a su alrededor.



Samad Madkouri